Quisiera plasmar este pequeño articulo, como una valoración de el paso que ha supuesto cambiar de cocinero en un restaurante, hotel... a pasar a ser profesor de cocina.
Lo cierto es que se dice que los profesores tienen una buena jornada de trabajo; siendo entre semana y teniendo las fiestas y vacaciones adecuadas para disfrutar.
En realidad eso es un chollazo, aunque en realidad tu jornada no acaba en clase.
Del mismo modo que trabajando de cocinero en un establecimiento tienes esas jornadas de largo trabajo; y debiendo trabajar los días en los que los demás descansas; dicho trabajo es mecánica al fin y al cabo. Con esto quiero decir que una vez sales de trabajar el trabajo se queda en casa.
Las clases de cocina no son así, es lo opuesto; en clase es mas mecánico y ensayado, el verdadero trabajo reside en la preparación de la clase, con la búsqueda de información y nuevas recetas.
Para empezar hablando de las clases que he impartido; lo primero matizar que he tenido muchos alumnos y es en esos momentos al final del curso cuando te despides de ellos y ves que se lo han pasado bien y han aprendido mucho.
En estos momentos ves que has echo tu trabajo bien.
Pero cuando viene y te hacen un regalo, te das cuenta de no es que hayas sido un buen profesor, sino que has sido una buena persona y un buen amigo con ellos.
Aquí esta el ejemplo de esta tarta de gominolas que me regalaron unos alumnos... todo un detallazo.
Una de las escenas mas bonita en clase: una vez explicado el proceso de elaboracion, los alumnos se disponenen a trabajar.... puesto que no hay mejor forma de aprender que haciendolas uno mismo.
No os preocupeis, yo estoy ahi para dar las directrices necesarias.
Explicado todo, a cocinar. Trabajando todos juntos, en grupos y repartiéndose el trabajo.
Aunque se vaya a aprender y trabajar duro, siempre hay tiempo para eventos especiales.... Que es el cumpleaños de un alumno, pues a celebrarlo se ha dicho.
Al fin y al cabo no todo va a ser trabajar. La cocina es como una goma elástica tiene diferente tamaños, se estira y se encoge según las necesidades.
Es decir habrá días de mucho trabajo y otros de estar mas relajado pudiendo disfrutar de estos pequeños y entrañables momentos.
Y no solo en ciertas ocasiones; aunque estemos trabajando siempre hay que encontrar un pequeño "break" y sonreir. Trabajo si, pero divertiendote con tus compañeros.
La buen humor es el mejor ingrediente en la cocina.
Todo lo que se hacia en clase, se comía.....aunque aplicándose dos formas: una la del alumno que degustaba y la otra; los que se preparaban la mesa para comer tranquilamente.
Al fin y al cabo de lo que se trata es de disfrutar la clase.
A lo largo de estos últimos años, han pasado por mis manos muchos alumnos. No puedo decir que haya sido fácil pues ha habido de todo; alumnos agradecidos, rebeldes, trabajadores, despreocupados, escépticos... y mas. Teniendo momentos buenos y momentos difíciles.
Pero siempre aprendiendo de cada momento a la vez que enseñaba.... pues al final en la clase todos aprendíamos de todos, aunque yo tuviese que ofrecer mas.... al fin y al cabo era el profesor.
ALUMNOS: 4 primeras fotos de Torrejon de Ardoz (Madrid), 5ª foto alumnas de Cebreros (Avila)
Llegando ya al final de esta extraña confesión, si alguien me preguntara (y lo han echo) si prefiero trabajar de cocinero o profesor; no tengo una respuesta clara para ello. Cuando soy chef echo de menos ser profesor y viceversa... siempre se echa de menos lo que ya no tienes.
De esa forma mi respuesta seria que hay que ir moviéndose para seguir aprendiendo para posteriormente divulgarlo.
Esperemos seguir mas años aprendiendo a enseñar a nuevos alumnos.
Gracias a todos, disfrutad de la cocina.
"toda comida es rica y saludable cuando esta
preparada con amor puro"